Hígado Graso
No Alcohólico


Lo que usted debe saber sobre el
Hígado Graso No Alcohólico


Qué es el Hígado Graso no Alcohólico

El termino hígado graso no alcohólico se refiere a la acumulación de grasa en el hígado en personas que no consumen alcohol o lo hacen en cantidades mínimas.

El espectro de alteraciones del hígado graso no alcohólico (HGNA) comienza con el hígado graso simple (esteatosis hepática) considerada la fase inicial de la enfermedad. El hígado graso simple es la acumulación de grasa en las células hepáticas sin la presencia de inflamación o cicatrices en el órgano. Es una condición común que afecta alrededor del 30% de los adultos y el 13 % de los niños. Es una condición benigna que usualmente no causa síntomas ni daño significativo en el hígado. Sin embargo, un porciento menor de los pacientes con HGNA progresan a esteatohepatitis no alcohólica (EHNA). En esta etapa la grasa acumulada puede causar inflamación, muerte celular y cicatrices (fibrosis) en el hígado. Se estima que alrededor del 14-20 porciento de los obesos adultos están afectados por esta condición. La importancia de la esteatohepatitis no alcohólica radica en su potencial progresión hacia la cirrosis hepática la cual es considerada como la fase mas avanzada de la enfermedad. La cirrosis puede dar origen a secuelas graves que incluyen pérdida en la función hepática (fallo hepático), cáncer de hígado y complicaciones serias de enfermedad hepática terminal que pudieran resultar en la necesidad de un transplante hepático. En Estados Unidos, la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) es la causa más común de cirrosis hepática y una indicación importante de transplante hepático.


Causa y factores de riesgo

La resistencia a la insulina se considera como uno de los mecanismos fundamentales que causa acumulación de grasa en el hígado. El sobrepeso, la obesidad, la presencia de diabetes, los niveles altos de colesterol y triglicéridos son algunos de los factores de riesgos implicados que contribuyen al desarrollo de de HGNA. Sin embargo, algunas personas pueden desarrollar hígado graso en ausencia de estos factores de riesgo.


Síntomas

El HGNA en la mayoría de los pacientes no produce síntomas. Algunos pacientes reportan dolor o malestar inespecífico en el costado superior derecho del abdomen. Como en la mayoría de los pacientes no presentan síntomas, el hígado puede dañarse de forma inadvertida por décadas. Por lo tanto, algunos pacientes pudieran presentar con manifestaciones de enfermedad avanzada (cirrosis) como lo son la acumulación de líquido en el abdomen (ascites) y/o piernas, ictericia (ojos y piel amarilla), cambios mentales (encefalopatía hepática) y sangrado gastrointestinal.


Diagnóstico

Generalmente, el HGNA se diagnostica incidentalmente cuando el paciente se detecta con elevaciones de las enzimas hepáticas (AST/ALT) en pruebas de sangre y se le realiza una sonografía hepática que confirma la presencia de grasa en el hígado. Sin embargo, el hígado graso puede existir en presencia de pruebas hepáticas normales. Es imperativo que otras causas de enfermedad hepática (hepatitis B, hepatitis C, alcohol entre otros) sean excluidas como parte de la evaluación del paciente con hígado graso. Desafortunadamente no existe una prueba de sangre que pueda distinguir la forma más benigna de hígado graso (esteatosis hepática simple) de su forma más severa la esteatohepatitis no alcohólica. Por ello, los pacientes con HGNA deben ser evaluados por un médico especialista, el que pudiera determinar luego de un examen exhaustivo la necesidad de una biopsia hepática. La biopsia de hígado es una herramienta diagnostica que puede determinar la cantidad de inflamación y el daño que ha sufrido el órgano. En adición, puede establecer la presencia de cirrosis y descartar la presencia de otras causas de enfermedad hepática como por ejemplo la acumulación excesiva de hierro en el hígado.


Tratamiento

En la actualidad, no existe un tratamiento definitivo para el hígado graso. El manejo de esta condición va dirigido a corregir y modificar los factores de riesgos que contribuyen a la enfermedad. La perdida de peso gradual (10 % del peso basal en un intervalo de 6 meses) en combinación con ejercicio y una dieta baja en grasa y azucares refinados son medidas indispensables en el tratamiento del hígado graso. El control de la diabetes, el colesterol y los triglicéridos son estrategias altamente recomendadas para revertir etapas tempranas y/o prevenir la progresión de la enfermedad. El consumo de alcohol puede aumentar el riesgo de desarrollar cirrosis hepática por lo que su uso debe ser evitado. Existen algunos medicamentos que pudieran acentuar la grasa en el hígado (esteroides, amiodarona, tamoxifen entre otros). El uso indiscriminado de medicamentos sin supervisión médica no es recomendado.


Resumen

El hígado graso es un problema común. La esteatohepatitis no alcohólica se considera la forma más severa de la enfermedad y puede progresar a cirrosis hepática. El sobrepeso, la obesidad, la diabetes, el colesterol y los triglicéridos elevados son factores de riesgo establecidos para la condición. El control de estos factores de riesgos es esencial para evitar la progresión de la enfermedad.

Bárbara Rosado Carrión, MD